EXPERIENCIA
"DESCUBRIENDO LA MEMORIA".
DESCUBRIR EL SILENCIO


ANA VICENTE GARCÍA y LAURA GORDILLO RAMÍREZ
Museo de la Autonomía de Andalucía
MEMORIA HISTÓRICA Y SILENCIO
RESUMEN / La casa de Blas Infante es un tesoro que se encuentra en el Museo de la Autonomía de Andalucía en una pequeña localidad de Sevilla. La visita a la casa es una experiencia muy gratificante. Permite a los y las visitantes a través de un enigmático recorrido museológico compuesto por hologramas, documentales y visita guiada, profundizar en la vida de este personaje histórico tan importante para la identidad cultural y política de Andalucía.
Con motivo del DIM en el 2011 mi compañera Ana yo vimos la oportunidad de romper con el guión establecido para así poder generar una experiencia diferente dirigida al público escolar. E inspirándonos en el lema de ese año, La Memoria, creamos la siguiente actividad que se dividía en dos momentos:
Generando experiencia:
Se comenzaba la actividad realizando una visita a la casa, pero una visita muy atípica.
Las guías nos limitamos a conducir al grupo por el espacio invitándoles a observar todo lo que pudieran pero sin informarles de nada durante la vista, todo/as en silencio, con la ausencia absoluta del guión interpretativo. Se les daba un cuaderno donde poder tomar apuntes de aquello que más les llamaba la atención o les provocaba algún pensamiento significativo. La casa se consideró como un objeto a descubrir.
Volcar la experiencia:
Tras concluir la visita silenciosa de la casa, nos sentábamos en el suelo entorno a un gran papel continuo donde se les invitaba a volcar aquellas ideas, lugares u objetos que les hubiera llamado la atención.
Entonces aparecía en los papeles continuos un sinfín de adjetivos, objetos y conceptos de colores, en dibujos o bien palabras, que nos demostraban que la casa hablaba por sí sola y que las personas, en este caso niñas y niños, tienen una gran capacidad para analizar los espacios y los elemento por sí mismo/as, y que solemos ignorar.
TRAS LA ACTIVIDAD, LA EXPERIENCIA / ¿Qué descubrimos tras su puesta en marcha? Descubrimos que es posible darle la vuelta a la tortilla. El resultado fue sorprendente para nosotras y la experiencia muy satisfactoria para lo/as participantes. Desde entonces se me confirmó la siguiente sospecha; ¿merece la pena crear actividades donde se acompañe al público facilitando el proceso, y sin intervención? Pues sí. Siempre decimos que él público tiene mucho que aportar y que es el verdadero protagonista, pero la realidad es que en la mayoría de los museos de este país nunca se quiere comprobar este hecho, y nos solemos refugiar tras la comodidad y seguridad que nos aportan los guiones establecido para las visitas guiadas.
Apostar, arriesgar, innovar, desmontar y transgredir es sano para la salud del Museo porque motiva a lo/as profesionales y ofrece experiencias nuevas al público fidelizado. Está claro que fomentar departamentos de educación donde se facilite la flexibilidad y la creatividad es esencial para generar un servicio que conecte más con el público.
Por ejemplo, hay un sinfín de técnicas en la Interpretación del Patrimonio que por desconocimiento no se aplica en los museos de arte y cultura en general, ya que normalmente están más vinculado al medio natural. Estas técnicas de comunicación dan unos resultados sorprendentes en los visitantes por la participación verdadera que generan, además de ser totalmente aplicables a cualquier museo.
Propiciar momentos de silencio y de introspección en el público. Sin prisas, donde el objetivo no sea llenar de información las cabezas de los visitantes sino más bien todo lo contrario; vivir experiencias, donde esto/as usuario/as puedan conectar emocionalmente con los objetos, obras o monumento genera un vínculo con el Patrimonio que de otra forma normalmente se pierde por el olvido y la saturación de las mentes tras las visitas.
Hay una gran necesidad de convertir en historias vivas los objetos inertes de los museos, si queremos llegar a todos los públicos.
¿Y qué fue lo que nos llevó a realizar esta actividad?
No estoy muy segura, pero creo que dentro de nosotras latían las ganas de mostrar la parte más íntima, la parte más humana de una casa que se había convertido en un museo. Ana tuvo la gran fortuna de conocer la casa siendo habitada por la hija de Blas Infante justo antes de musealización. Yo, como guía entonces allí, me la imaginaba constantemente en aquel momento histórico y sabía que muy a menudo las personas que la visitaban se preguntaban lo mismo; ¿cómo era la casa cuando era habitada?
¿Esta actividad ha provocado algún cambio en tu museo?
La realidad es que no, quedó como una experiencia testimonial de la que sí que se sintió muy satisfecho el equipo de entonces, pero no desencadenó ningún proceso más. Por ello tengo el gran interés de compartirlo en este congreso. Una gran oportunidad para llegar a los oídos de muchas personas competentes e interesadas en esta materia, y que quizás se dejen contagiar por estas ganas re-pensar y de re-gestionar los museos adaptándonos a las necesidades reales del público de hoy.
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Personalmente me parece una iniciativa didáctica muy novedosa e interesante. Aportar, innovar, demostrar y transgredir, como bien decís, es la clave de la evolución en todos los terrenos de la vida. Mucha suerte y un abrazo.
María del Carmen Sánchez
Jerez (España)