EXPERIENCIA
#EMOCIONARTE Y #eTIQUETARTE,
DE LAS REDES AL MUSEO






















ULLA HOLMQUIST Y MARÍA DEL PILAR RIOFRÍO
Museo del Banco Central de Reserva del Perú
#EMOCIONARTE Y #eTIQUETARTE,
DE LAS REDES AL MUSEO
RESUMEN / Convertimos el museo en una red social en la que no necesitamos plan de datos, solo trasladar lenguajes y códigos virtuales - como emoticones y etiquetas (hashtags) - a las vitrinas del museo y a las manos del público.
#EmocionArte y #EtiquetArte son experiencias en las que el público realiza intervenciones colectivas en las salas de exhibición, socializando su propia mirada del museo.
En #EmocionArte invitamos al público a colocar emoticones junto a las obras que le gustan, entristecen, enojan, divierten o asombran, y a contarnos el porqué de su selección en una ficha que se les entrega al ingreso al museo. Así, permitimos que el museo se invada de emociones y que cada participante pase más tiempo con las obras, las observe más de cerca y las relacione con sus afectos, memorias, intereses y motivaciones.
En #EtiquetArte invitamos a nuestros visitantes a dejar sus comentarios junto a las obras que ellos relacionan con las etiquetas que proponemos, por ejemplo: #NuestrosRostros, #NuestrosColores y #NuestrosPaisajes. Estos comentarios no solo nos permiten entender cómo nuestro público se relaciona con la colección, sino también conocer qué obras y qué aspectos de las obras reconocen como propios, o como parte de una identidad colectiva. Las etiquetas nos sirven para crear un mapa de conexiones entre las obras de la colección, tal como conectar los rostros que están representados en piezas de arqueología, con aquellos representados en las pinturas contemporáneas o máscaras de fiestas populares. Esto responde a nuestra opción por diluir las fronteras disciplinarias entre las colecciones y reforzar continuidades y relaciones culturales dentro de nuestra diversidad.
Ambas experiencias consideran que es a través de la conexión afectiva/emocional que se abre la puerta para posteriores construcciones cognitivas.
TRAS LA ACTIVIDAD, LA EXPERIENCIA / Estas experiencias nacen por el interés de conocer a nuestros públicos y transformar el museo en un espacio participativo. Abrimos los canales de comunicación y optamos por un lenguaje común a ambos: el lenguaje de los afectos. En esta fase experimental, estamos creando experiencias que conecten al público con nuestras colecciones con total libertad, por ello constantemente los invitamos a dejarse inspirar y transformar por dichas experiencias. En este contexto, el uso de emoticones y etiquetas, además de ser popularmente conocidos, al utilizarse sin smartphones, nos permite generar conexiones intergeneracionales y captar el interés tanto de adultos como adolescentes y niños.
EN ESTE PROCESO HEMOS DESCUBIERTO que estas experiencias generan un tipo de conexión muy personal entre el visitante y las obras a partir de la experiencia íntima, permitiendo que el visitante se empodere del museo desde lo afectivo, simbólico y creativo. A través de ello, hemos comprobado que todos podemos encontrar una forma de relacionarnos con las obras de arte y que cuando se despierta lo afectivo y la creatividad, se realizan conexiones memorables, y en muchos casos, transformadoras.
CAMBIOS. Estos programas son parte de un proceso de aprendizaje conjunto en el cual todo el personal del museo se ha involucrado, así, vamos cambiando el paradigma de lo que debe ser la función de un museo y lo que puede o debe hacer un visitante. Un primer reto, ha sido involucrar más al equipo de seguridad, se está logrando que conozcan e incorporen en su quehacer otra manera de cuidar y fomentar el cuidado de las colecciones. Un segundo reto es la formación de mediadores de arte y no guías de museo, liberando poco a poco espacios para la participación, la pregunta, la discusión, la opinión y la crítica. El tercer reto es que los visitantes reciban la propuesta y decidan participar, posicionándose en un nuevo rol mucho más activo, o trayendo al museo una práctica participativa que más bien la relacionan sólo con los espacios sociales amicales o de intimidad afectiva. “¿Puedo pegar mis comentarios sobre esta vitrina? ¿Puedo decirte que me disgusta esto? ¿Puedo compartir mis afectos en este espacio?”. En algunos casos, basta un par de segundos para que la persona que ingresa por nuestras puertas asimile esta posibilidad de participación y de diálogo afectivo, pero en todos los casos, la respuesta ha sido contundente: se van del museo con una gran sonrisa, con ganas de volver e invitar a otros a visitarnos.
LECCIONES. Si bien el impacto de estas experiencias ha sido muy positivo, el incremento de interacciones en sala aumenta la vulnerabilidad de las obras y requiere de mayor necesidad de seguridad y comunicación por parte del museo.
REPENSANDO EL MUSEO. Esta experiencia nos está ayudando a confirmar que el conocer y dialogar con nuestros públicos es lo que también permite que el museo pueda ser repensado por la comunidad. Nosotros aprendemos en ese proceso y repensamos el museo en base a las claves que esta experiencia nos ha otorgado para entender cómo nuestro museo es percibido, y cómo es relevante ante los problemas y necesidades de nuestros visitantes.
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PREGUNTAS / COMENTARIOS ENVIADOS

Me gusto mucho la experiencia y alegro leer acerca de la reacción del publico. Me recordó algo similar que hacemos con tarjetas que se apoyan sobre el suelo junto a los objetos expuestos. Me gustaria saber mas detalles acerca de cómo funciona, cómo reciben los stickers, en que contexto se presta etc.
Judith Saban
Israel