EXPERIENCIA
UN PATIO EN EL MUSEO


MERCEDES PUGLIESE, MARIANELA IGLESIAS, VERÓNICA MC LOUGHLIN, VALERIA PARDINI, MILAGROS CORCUERA, GABRIELA SANTAGOSTINO, SONIA JAROSLAVSKY
Carrusel de las Artes. Museo MACBA (Buenos Aires)
MUSEO Y JUEGO
RESUMEN / Los patios de la escuela son lugares en donde se juega y se experimenta. Son los espacios en donde nos encontramos con otros y se puede elegir lo que hacer. En esta experiencia se narra un recorrido que tuvo como eje esa metáfora. Buscábamos que los visitantes más chicos entendieran que en los museos se puede caminar de distintas maneras y que lo lúdico es parte principal de estos espacios inventados.
El itinerario funcionó con adaptaciones, reescrituras y cambios drásticos en cuatro muestras de arte contemporáneo en el museo MACBA de Buenos Aires. Estaba dirigido a alumnos de escuela y se estructuró en base a objetos y situaciones de un patio de recreo: un álbum de figuritas recolectaba preguntas sacadas al azar, un elástico invitaba a mirar saltando, una fila hecha por los chicos era mímesis del orden en que estaban colgados los cuadros… También hubo ventanas con lluvia, sonidos de calle, títeres de sombra, relatos salvajes y otros no tanto…
El desafío fue coser bien los hilos para que el guión promoviera la imaginación, resultara íntimo, conectara con las obras y reflexionara sobre lo que es una visita a un museo. También debíamos lograr un eje durable y a la vez perecedero, para que funcionara en las cuatro muestras y a la vez tuviera muchos huecos que permitieran adaptarlo al universo de cada exhibición.
REFLEXIONES Y APRENDIZAJES / La idea de elegir el patio de la escuela como metáfora nos ofrecía mucha variedad de acciones y emociones a la vez que permitía la referencia a un espacio conocido por los chicos.
Buscamos que las identidades de cada educador se potenciaran y hubiera espacio para las diferencias. Nos parecía que de esa manera habría más frescura en los textos y una conexión más personal.
Hubo mucha reescritura del guión. Cada vez que terminábamos un recorrido hacíamos una pequeña reunión para evaluarnos y mejorar lo que fuera necesario. Muchas veces la idea del papel no funcionaba y había que repensarla. También incorporábamos hallazgos y las opiniones de los chicos.
No fue fácil adaptar los guiones para cada nueva exposición y hubo que darle varias vueltas al concepto de patio y de recreo. A veces la idea inicial chocaba con la intuición y lo que sucedía en la práctica.
(Re) pensamos los museos de muchas maneras… Al vernos a nosotras mismas como “jugadoras” dentro de ese patio nos preguntamos por qué en la preparación de los itinerarios de visita, los educadores muchas veces se olvidan que es una tarea lúdica… ¿Por qué no hay pocas reuniones en los patios de los museos o al aire libre? ¿Cuántas veces nos descalzamos para pensar distinto? ¿Por qué no hacemos búsquedas del tesoro de ideas? ¿Elegimos siempre la manera de “jugar” la visita o replicamos estilos heredados?
La dificultad de lograr un marco universal que sirviera para varias muestras llevó más energía de lo que nos imaginábamos y nos preguntamos la manera en que se piensan las exhibiciones temporarias en los museos. En algunas instituciones pareciera que es lo único que importa y se pone una energía muy grande en estudiar y publicar material relacionado. Creemos que los equipos educativos no tienen que estar todo el año “a demanda”, que tienen que tener momentos en donde puedan seguir trabajando con la muestra fija para poner más atención en el “cómo” que en el “qué”. Y cuando llega la exhibición nueva que pueda haber un abanico de recursos que sirva como ayuda memoria para la nueva invención.
Establecimos distintos rituales de trabajo que nos permitieron tener un diálogo inmediato después de cada actividad y otro a largo plazo en las reuniones quincenales. Nos gustó la posibilidad de tener diferentes maneras de comunicarnos y que los encuentros entre nosotras no tuvieran la misma “textura”. Creemos que es importante planificar distintos tipos de reuniones en los equipos educativos para abordar los temas desde diferentes perspectivas.
La frase “te cuento un cuento porque te quiero” se volvió central en nuestra práctica. Valeria Pardini enunció la frase y la tomamos como bandera. Queríamos que en cada encuentro hubiera una corriente de afecto en donde el tiempo se compartiera de manera “generosa” y hubiera lugar para lo íntimo. A veces la demanda y el cansancio nos hacen olvidar que en cada itinerario se da una sesión única para unos visitantes en particular. Saberlo es agradecer el encuentro y dejar que se tracen lazos afectuosos entre desconocidos
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